Alejandro Guevara Arroyo
Ante una poblada
multitud, un joven proclamó: “En algún punto perdido del universo, cuyo
resplandor se extiende a innumerables sistemas solares, hubo una vez un astro
en el que unos animales inteligentes inventaron el conocimiento. Fue aquél el
instante más mentiroso y arrogante de la historia universal”. Calló, satisfecho
y todos aplaudieron.
No muy
lejos de ahí, dos ancianos envueltos en sábanas lo escucharon. Ya enfadado, uno
de ellos dijo en voz baja: “Muy exagerado ese joven, con eso de que la creación
del conocimiento fue el instante más mentiroso y arrogante. Al fin y al cabo, ya
hace dos milenios que aclaré que en <<cuanto a la verdad segura, ningún hombre la ha conocido. Ni la conocerá;
ni sobre los dioses, Ni sobre todas las cosas de las que hablo. […] Pues todo
es una maraña de conjeturas>>. Nuestro conocimiento no es mucho más. Lo
cual tampoco está tan mal, <<pues en el transcurso del tiempo, a través
de la búsqueda las personas hallan lo mejor>>.
“Y para esta búsqueda <<no sólo ahora sino en todo tiempo, [yo
personalmente] estoy dispuesto a obedecer, no a nadie de los nuestros, sino a
la razón [...] que se me presente como la mejor>> y de seguro que muchos
otros también (aunque no sé si ese del púlpito atenderá a razones)” respondió
el viejo que tenía al lado. Agregó: “no veo qué de mentiroso tiene todo esto.
En cuanto a lo de la arrogancia, ese de la plaza me lo parece mucho más. Yo por
mi parte, puede que sea « más sabio que ese hombre: es verdad que ninguno de los
dos sabemos de nada [cierto y seguro]. Pero él supone que sabe algo, y
sin embargo no sabe nada. Es cierto que yo tampoco sé nada; pero no pretendo
saber nada».
Los
ancianos se alejan de la plaza que sigue abarrotada de gente en torno al disertante.
[1]
Los textos los he extractado de forma totalmente libre de: Jenófanes, DK, B 18 y
34; Sócrates, Critón y Apología (ambos citados por Popper con frecuencia) y
Nietzsche, tal y como lo cita Foucault en La
verdad y las formas jurídicas, conferencia primera). Sobra decir que he interpretado los textos
tal y como mejor me ha convenido. Consecuentemente, no sé si estas son citas histórico-exegéticamente adecuadas sobre las filosofías de dichos pensadores. Tampoco creo
que importe demasiado, pues sólo quería representar una ficción.
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