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domingo, 29 de junio de 2014

El padre del Círculo de Viena:120 años del nacimiento del nacimiento de Moritz Schlick

Alejandro Guevara Arroyo[1] 
Porque estoy convencido de que nos encontramos ahora en un punto de viraje en la filosofía y que estamos justificados objetivamente para considerar que ha llegado el final de los inútiles conflictos entre sistemas. […][N]o hay, pues, otra prueba y confirmación de la verdades que no sea la observación y la ciencia empírica. Toda ciencia,..., es un sistema de conocimientos, esto es, de proposiciones empíricas verdaderas. Y la totalidad de las ciencias, con inclusión de los enunciados de la vida diaria, es el sistema de los conocimientos. No hay, además de él, ningún dominio de las verdades ‘filosóficas’. La filosofía no es un sistema de proposiciones, no es una ciencia.[…] Pronto, ya no será necesario hablar de “problemas filosóficos”, porque se hablará filosóficamente sobre todos los problemas, es decir, con claridad y con sentido. Estas optimistas palabras las escribió el filósofo de la ciencia y fundador del Círculo de Viena Moritz Schlick en su El viraje de la filosofía.
Primeros años. Friedrich Albert Moritz Schlick, nació el 14 de abril de 1882 en Berlín, Alemania. Provenía de una familia con amplios recursos económicos y estudió física en la Universidad de Berlín[2]. Se instruyó en las teorías físico-matemáticas más modernas de su tiempo y realizó su tesis doctoral con Planck, sobre un tema novedoso: La reflexión de la luz en un medio no homogéneo (1904). Además, estudió profundamente la teoría de la relatividad de Albert Einstein  y la analizó tempranamente desde puntos de vista filosóficos[3]
En el año de 1922, es nombrado para desempeñar un puesto novedoso y en la Universidad de Viena: la cátedra de filosofía de las ciencias inductivas. El fundador de la cátedra había sido nada menos que el gran físico Ernst Mach y sus sucesores fueron, respectivamente, los también físicos L. Boltzman y A Stöhr. Lo mismo le sucedió a Schlick, quien llegó a la filosofía desde las ciencias naturales y continuó la larga tradición empirista que se había desarrollado en la cátedra[4]. Desde ese momento y hasta su muerte, el futuro líder del Círculo de Viena se dedicó a la actividad docente en esta universidad.
Su primer libro publicado fue una obra de ética hedonista: La sabiduría de la vida de 1908. Luego de esto, vuelca su actividad intelectual sobre la epistemología  (Teoría general del Conocimiento  del 1925) aunque no abandona totalmente el estudio de los temas axiológicos.
El Círculo de Viena y la concepción científica del mundo. A diferencia de sus predecesores en la cátedra, Moritz Schlick poseía también un gran conocimiento en filosofía. Pronto, alrededor de Schlick se acercaron muchos pensadores con inclinaciones filosóficas similares a las suyas. Estos estudiosos provenían de áreas intelectuales variopintas.
 Para inicios de los años 20, el grupo estaba conformado por el sociólogo Otto Neurath, los físicos Herbert Feigl y Rudolf  Carnap, el matemático Hans Hahn, el historiador Victor Kraft y el prominente alumno de Schlick, Friedrich Waissman. También los visitan o mantienen intercambio intelectual con H. Reinchenbach, K. R. Popper, K. Gödell y W. V. Quine, entre otros grandes filósofos de la ciencia y de la lógica-matemática.
También, el año de 1924, Waissmann y Schlick entraron en contacto con Ludowig Wittgenstein[5], de cuya obra –su Tractatus Logicophilosophico (publicado dos años antes)-  Schlick se encontraba profundamente influenciado.
 Durante estos años, el  Círculo de Viena realizó sus famosas reuniones de los jueves en la noche, un instituto cercano a la Universidad. Según recuerda un visitante ocasional del Círculo, el inglés A. J. Ayer en su Parte de mi vida, la disposición de los integrantes era la siguiente: a un extremo de la mesa de reunión se sentaba Neurath, al otro extremo Schlick y en el centro Carnap. El resto de los invitados se situaban en posiciones varias. Parece que esta disposición era una especie de metáfoca de sus posiciones a lo interno del propio Círculo. Durante estos encuentros, que se extendieron por casi una década, se construyó toda una nueva corriente filosófica: el Empirismo Lógico.
En el año de mil novecientos veintinueve, se presentaron como grupo en el ‘Congreso de la Sociedad Alemana de Física y de la Asociación de Matemáticos Alemanes’. Además, junto con la Sociedad de Filosofía Empírica de Berlín, organizaron varios congresos dedicados a la epistemología de la ciencia.
El grupo desarrolló una nueva filosofía que se consideraba legataria del empirismo inglés clásico, de la ilustración y con todos aquellos movimientos filosóficos que intentan estudiar la naturaleza terrenal, el aquí y ahora (parafraseando al manifiesto del Círculo La concepción científica del mundo). En cambio, estaban opuestos al pensamiento teologizante y dogmático que veían avanzar por el mundo germano-hablante.
El grupo se consideró legatario del empirismo inglés clásico, de la Ilustración y de todos aquellos movimientos filosóficos que intentan estudiar la naturaleza terrenal (“el aquí y ahora”). En  cambio, estaban opuestos al pensamiento teologizante y dogmático que veían avanzar por el mundo  germano-hablante.
Por otro lado, afirmaron que dos eran los determinantes principales de su concepción: por un lado, una visión empírica del conocimiento y por otro lado, el uso del análisis lógico, desarrollado por Russell, Whitehead y Wittgenstein durante las primeras dos décadas del siglo XX.
Así, para el Círculo, la filosofía es más una actividad que un producto, mediante el cual se intenta analizar lógicamente las propias presentaciones de las teorías (filosóficas o científicas) y sus problemas, con vistas en detectar pseudo-problemas. Frente a la filosofía tradicional, que se preocupa sobre la existencia de la entelequia o el fundamento último del mundo, el neo-empirismo preguntaba “¿qué quieres decir con esos enunciados?”. Según los empiristas lógicos, si se analizaban los enunciados metafísicos, se encontraría en último término: o que son enunciados sintácticamente mal conformados (v.g. cesar es un número primo) o que sus conceptos no pueden ser verificados, esto es, de ellos no se puede tener una experiencia intersubjetiva. Esto los transformaba en conceptos sin-sentidos, equivalentes a meras expresiones emocionales.
Con esta navaja intelectual en sus mentes, el Círculo de Viena emprendió una crítica implacable contra multitud de corrientes germanas de pensamiento. Las principales tesis del idealismo neo-kantiano y hegeliano y de la filosofía de Martín Heiddeger fueron analizadas y desechadas como  metafísica carente de sentido. Para lograr difundir sus ideas, utilizaron la revista de Schlick llamada Erkenntnis (Conocimiento).
En el año de 1929, Schlick partió a la Universidad de Stanford California como profesor invitado. Al regresar fue recibido por un manifiesto escrito por Carnap, Hahn y Neurath, intitulado La concepción científica del Mundo – El Círculo de Viena, dedicado a Schlick “en señal de agradecimiento y de alegría por su permanencia en Viena”. Durante los años siguientes, el Círculo realizó varios congresos internacionales en asociación con otros grupos de filósofos y científicos, en busca de concretar su gran programa de Ciencia Unificada.
Pero los tiempos se complicaban para el mundo germano. La República democrática de Weimar fracasó y fue sustituida por el autoritarismo. En 1934 el nazismo asciende al poder y en 1938 Austria cae ante su máquina militar. Multitud de científicos huyen de la guerra y de la persecución a la que se vieron sometidos. El Círculo de Viena, junto con otros filósofos de la ciencia amigables al racionalismo y a la crítica, se desbanda por todo el mundo. Irónicamente, M. Heidegger -el viejo enemigo intelectual del Círculo- es nombrado rector de la Universidad de Friburgo en 1933 (aunque renuncia al cargo algunos años después).
            Últimos años de Schlick. Los integrantes del Círculo de Viena se retiraron de la ciudad que le daba nombre al grupo: Feigel partió en 1931 hacia Iowa –Estados Unidos-, lugar en que se le ofreció una cátedra; también R. Carnap viajó a América, donde se le nombró doctor honoris causa en la Universidad de Harvard; Waissmann y Neurat migraron a Inglaterra y dieron clases en Cambridge.
El único que se queda en Austria fue quien fundó el Círculo de Viena: Moritz Schlick. Durante estos años, el filósofo y científico vienés perseveró con sus clases, su filosofía y sus escritos. En 1935, Schlick recibe la visita de su ex-colega Herbert Feigel. Tiempo después, Feigl relataría que durante la visita de 1935, Schlick expresó su consternación por los actos y decisiones del régimen nazi alemán. Probablemente, Schlick fue políticamente un liberal moderado.
El 22 de junio de 1936, Moritz Schlick salió de su domicilió y tomó dirección a la Universidad de Viena: debía impartir una clase. Al subir las escaleras universitarias, el profesor fue interceptado por  Johan Nelböck, un ex-alumno demente que se había obsesionado con la idea de que Schlick le había  arruinado la vida. Nelböck dispara dos veces contra Schick; el filósofo muere pronto en las gradas de su universidad.
Nelböck es juzgado por homicidio. Empero, la prensa y los medios oficiales corren el rumor de que Schlick era judío. La opinión pública se vuelca a favor del asesino y lo ensalza como un luchador en contra de los enemigos de la nación. Aunque el tribunal penal declara a Nelböck culpable del crimen, agrega que no merece pena alguna y es liberado bajo palabra. A los meses, el asesino se une al partido nazi austriaco.
Poco tiempo después de la muerte de Schlick, la cátedra de filosofía de las ciencias inductivas de la Universidad de Viena es clausurada. Luego, el régimen prohibe las obras del Círculo de Viena.
Pero la concepción científica de la filosofía no murió. Gracias a la actividad de los filósofos que migraron fuera del mundo germano, sus ideas se extendieron y se cultivaron por multitud de seguidores extranjeros. Sus ex-integrantes continuaron filosofando, aunque corrigieron y modificaron muchas de sus posturas iniciales. No obstante, mantuvieron invariable su defensa de una filosofía científica fundamentalmente empirista y ocupada en analizar teorías científicas y filosóficas..



[1] Esta es una versión ampliada de un artículo publicado en el 2012 en la revista Áncora del periódico La Nación. No obstante, no he podido recuperar la versión en digital. Mayor razón para presentarlo en este espacio.
[2] El País. Moritz Schlick y el Círculo de Viena, Manuel Casal Fernández. El País, 29 de marzo del 2008. [http://www.elpais.com/articulo/cultura/AUSTRIA/Moritz/Schlick/Circulo/Viena/elpepicul/19820415elpepicul_1/Tes]. También: [http://es.wikipedia.org/wiki/Moritz_Schlick] donde se observan los datos más básicos de su vida. Curiosamente, en los textos dedicados a la historia del Círculo de Viena, no se encuentran muchos de estos elementos biográficos breves pero necesarios que sí aparecen en esta dirección electrónica.
[3]Kraft, Victor. El Círculo de Viena, traducción al español de Francisco Gracia. Taurus, Madrid, 1966. Cap. I, intitulado: Historia del Círculo de Viena. Véase también [http://es.wikipedia.org/wiki/Moritz_Schlick]
[4] Kraft, Victor. El Círculo de Viena, traducción al español de Francisco Gracia. Taurus, Madrid, 1966. Cap. I, intitulado: Historia del Círculo de Viena. El fundador de la cátedra fue Ernst Mach, quien ocupo el cargo hasta 1901, fue físico. Posteriormente, el puesto fue asumido por L. Boltzmann  y luego por Adolf Stöhr, ambos físicos prominentes.
[5] Malcolm, Norman. X. En especial Cap X. Véase también, Pitkin, H.F. Wittgenstein: El lenguaje, la política y la Justicia. Sobre el significado de Ludwig Wittgenstein para el pensamiento social político. Introducción y traducción por Ricardo Montoro Romero. Centro de Estudios Constitucionales. Madrid, 1984.  En particular el Cap. II, intitulado: Dos Visiones del Lenguaje de Wittgenstein. También Kraft, X. 

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