The tentative
solutions which animals and plants incorporate into their anatomy and their
behaviour are biological analogues of theories; and vice versa: theories
correspond (as do many exosomatic products such as honeycombs, and especially
exosomatic tools, such as spiders' webs) to endosomatic organs and their ways
of functioning. Just like theories, organs and their functions are tentative
adaptations to the world we live in. And just like theories, or like tools, new
organs and their functions, and also new kinds of behaviour, exert their
influence on the first world which they may help to change.
Karl R. Popper, Objective Knowledge, 65.
0.1. Me gustaría defender que la existencia de racionalidad depende en
parte de capacidades comportamentales biológicas muy fundamentales en los
humanos. Al tiempo, ubicaré algunas funciones que estas capacidades tienen para
el conocimiento objetivo (i.e. proposiciones, argumentos y teorías).
0.2. El
siguiente es un modelo empírico[1]
sobre las características de la racionalidad y conocimiento racional, entendido
como una capacidad/disposición comportamental (del comportamiento mental)
biológica (y por ende, evolutivamente posibilitada) del ser humano. Sin
embargo, se aclarará en los casos en que lo afirmado es común al humano y otras
especies. Empero, no trata sobre el valor
epistémico del conocimiento. En atención a las distinciones brindadas en
entradas previas, este modelo y concepción, incluye tesis ontológicas y
antropológicas. Veamos.
1.
Dentro de las capacidades comportamentales del humano, están aquellas que se existen
en la mente y son por ende acaecimientos mentales. Ahora, dentro de estas, se
encuentran aquellas cuya función evolutiva es dar soluciones –de eficacia
incierta- a problemas que los organismos humanos enfrentan en sus vidas. Así,
la existencia de la clase de las soluciones es consecuencia de la existencia de
aquellas capacidades.
1.1.
Obviamente, el humano comparte esta capacidad con todos los organismos
vivientes, con la salvedad de que para muchas especies dichos acaecimientos no
son mentales (ya sea, al menos, pues muchos carecen de cerebro).
2.
Existe un sub-conjunto de
estos productos/acaecimientos, que consisten en la solución de problemas sobre
qué, cómo y por qué[2]
ciertos acaecimientos suceden y la forma en que suceden (llamo a estos
problemas, problemas explicativos).
Estas soluciones son productos intelectuales y mentales, pues su acaecimiento
en un organismo no es condición suficiente de un cambio en el mundo externo a
este organismo.
2.1.
Los problemas sobre qué está sucediendo son problemas
explicativos de una clase biológicamente muy simple o primitiva. Tales son
cuestiones comunes a todas las formas de vida. De forma que mucho de lo que se
dirá a continuación con respecto a la solución de estos problemas es común a
otras formas vida diferente a la humana.
2.2.
Ahora, que exista la capacidad
de dar soluciones a la clase de los problemas explicativos, no dice nada sobre
si estas soluciones son adecuadas[3],
ni a partir de qué criterio distinguiremos lo adecuado de lo inadecuado.
3.
Un criterio de distinción
sobre la idoneidad de las soluciones a esta clase de problemas, es el éxito en
el uso del producto-solución. Establecer
el éxito en el uso de tal solución es
mostrar su correspondencia entre lo que ahí se afirma y el mundo. Un
procedimiento común para determinar dicho éxito (aun en la actualidad) son las formas
simples de contrastación empírica.
3.1.
Llamo verdad a la propiedad de aquello que una solución afirma si se
corresponde con lo afirmado del mundo y falsedad cuando no se corresponde. En
otras palabras, verdadero es el contenido de una solución a un problema
explicativo cuando este es exitoso y falso cuando no lo es. Y es exitoso cuando
lo que describe o explica en efecto sucede y falso cuando lo que describe o
explica no sucede.
3.2.
Aunque el brindar soluciones y
el contrastarlas puede ser algo que un individuo haga, esta capacidad es de la
especie.
3.3.
Hasta aquí hemos caracterizado
acaecimientos que se dan en todas las formas de vida. Aún estamos lejos de
presentar el hecho humano que llamo conocimiento
y aún más de aquello que llamo conocimiento
racional.
4. El
siguiente paso consiste en notar otra capacidad de la especie humana: el
lenguaje. En específico, prestaremos atención a dos manifestaciones de esa
capacidad: la descriptiva y la argumentativa. Esta última es la capacidad
lingüística de establecer que la idoneidad de lo afirmado en una solución es
consecuencia de la idoneidad de otra afirmación. La primera se da en otras
especies animales. La segunda es -hasta donde sabemos- específicamente humana.
4.1. Debido a la primera, las soluciones de un
organismo humano a un problema explicativo, pueden ser soluciones también para
a la comunidad a la que pertenece el organismo.
0.1.1.
Pero esto es cierto también de
otros organismos que poseen la capacidad del lenguaje descriptivo.
0.2.
Debido a la segunda, la
actividad de contrastación, discusión y crítica de las soluciones puede ser (y
lo es) una actividad comunitaria.
1.
Llamo razones, a una clase de expresiones lingüísticas que tienen -como
condición necesaria de su existencia- la existencia de la capacidad
argumentativa. Quizá la función más simple de las razones, consiste en
comunicar el éxito o fracaso de una solución.
5.1.
Distingamos aquí entre dos clases de razones que señalan el éxito de una
solución a un problema explicativo:
(i)
aquellas que transmiten la correspondencia entre lo afirmado por la solución y
el mundo (o de alguna afirmación implicada por la solución y el mundo). Esto
es, aquellas que informan sobre el éxito de una contrastación; y,
(ii)
aquellas que apelan a un procedimiento diverso, v.g. la convicción sentida del
éxito más allá de alguna contrastación (v.g. mediante la intuición).
5.2.
Las razones pueden reconstruirse en argumentos y analizarse a partir de reglas
formales (i.e. sobre su forma). Esta es la función básica de las reglas de las
distintas clases de lógica (de las cuales la deductiva y la inductiva son las
más importantes para el conocimiento)[4].
6.
Llamo conocimiento al contenido de soluciones
a problemas explicativos que pretenden
ser verdaderos y a las razones (de toda clase) que pretenden sustentar la verdad de esas soluciones. [(Contenido de
las soluciones ^ Contenido de razones) <-> conocimiento].
6.0.1.
El contenido de las soluciones y de las razones se puede reconstruir en
enunciados y argumentos.
6.1.
Decir que una hipótesis explicativa está justificada, es decir que -en atención
a ciertas razones (i.e. ciertos argumentos)- una solución a un problema
explicativo es exitosa.
6.2.
Decir que un conocimiento es correcto, es decir que tanto la solución como las
razones que la sustentan son idóneas.
7.
Llamo conocimiento racional a aquel en el cual:
(i)
Sus razones sustentan la verdad de la solución apelando a criterios que tratan
de alguna clase de contrastabilidad.
(ii) La
verdad de las propias razones es evaluable a partir de alguna clase de
contrastabilidad.
(iii) Todos
los argumentos cumplen reglas formales determinables o reconstruibles (i.e.
reglas lógicas).
7.1.
Una condición necesaria de que un conocimiento sea racional, es que tanto las
razones como las hipótesis explicativas (que lo forman), sean evaluables
siempre mediante criterios intersubjetivos.
7.2.
De forma que en el conocimiento racional es necesariamente criticable mediante
criterios de evaluación intersubjetivos.
7.3. Además,
la existencia de la propiedad de racionalidad de un conocimiento depende necesariamente
de la existencia de ciertas capacidades comportamentales que se desarrollaron, aplican
y funcionan en (a lo interno de) prácticas normativas (o institucionales)
grupales (i.e. entre varios organismos). Se trata de prácticas normativas en
donde la crítica racional cumple un papel importante (valioso) para los propios
participantes.
9.
Llamo conocimiento irracional o dogmático,
al conocimiento cuya verdad es establecida mediante razones no evaluables
utilizando criterios intersubjetivos. En otras palabras, se trata de productos
intelectuales en los que la crítica de las razones en favor o en contra de
soluciones no es considerada valiosa.
[1] Quiere decir que es un
modelo que pretende explicar
características fundamentales de una clase de acaecimientos-acciones. Existe un
problema diferente: el normativo/axiológico de cómo valorar entre distintos sub-conjuntos de esa clase. Por otra parte,
este es un modelo que pretende ser compatible
(i.e. no contradictorio) con varias de las principales corrientes teóricas en
biología, neurociencias y antropología biológica. Además, debe ser
explicativamente útil en la
teorización tanto del comportamiento cognitivo como del normativo humano (en
tanto es presupone conocimiento objetivo del mundo). También podríamos llamar a lo que sigue descripciones fenoménicas.
[2] Ejemplo de problema de qué:
¿Qué es x? Solución: es peligroso. Solución: es comestible. Solución: es de la
tribu o comunidad, etc. // Ejemplo de problema de cómo: ¿Cómo sucedió x?
Solución: transitando el sol siempre en el cielo, en cierta dirección, se llega
a x. Solución: si le grito a otro miembro de la tribu, lo intimido. Dado que le
grité, lo intimidé. // Problema del por qué: ¿Por qué pasó x? Solución: Porque
siempre que realizo esta acción, sucede x consecuencia. Solución: porque si
ofendo al chamán, cosas malas, como x, suceden. // Obviamente, los límites
entre estas clases de problemas pueden ser difusos.
[3] Claramente, se requiere una definición estipulativa, útil para este
contexto discursivo.
[4] Desde esta perspectiva, la
forma lógica y las reglas lógicas son (de alguna forma) idealizaciones o
modelizaciones de procesos argumentativos efectivos. Por su puesto, reconocer
esto no conlleva que las teorías de las lógicas deba o pueda reducirse (en ningún
sentido técnico del término) a teorías biológicas, psico-neurológicas o
antropológicas.
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