Alejandro Guevara Arroyo
0.
A continuación presento una distinción estipulativa
entre dos sentidos del término ontología. Dicha definición pretende ser fecunda
teóricamente, permitiendo diferenciar clases de teorización sobre las características
generales de la realidad. Obviamente, esta distinción podría ser aun más sutil.
1. Llamo ontología
a una clase de teorizaciones o constructos intelectuales (o productos del intelecto).
Son, por ende, una clase de conjuntos. Estos están formados por retículas de argumentos
y de conceptos. La clase en cuestión está formada por el conjunto de repuestas
de problemas sobre las características o propiedades generales de la realidad toda
y sus constituyentes (o respuestas a problemas sobre qué existe). Cada respuesta es una teoría ontológica. Cada solución
implica la emergencia de nuevos problemas[1].
Obviamente, pueden existir diversas y incompatibles respuestas a las mismas cuestiones.
Esta
breve definición tiene como antecedente teórica la enunciada por Wolff,
cuando calificó la ontología como el saber sobre el ente en género (scientia entis in
genere).
2.
Llamo ontología
científica al conjunto de teorías
ontológicas sobre las características generales o comunes de la realidad que
están presupuestas por las teorías científicas[2].
Quiere decir que cualquier teoría de la ontología científica puede ser
inconsistente (i.e. incompatible) con una o más hipótesis científicas. Tal
inconsistencia es una instancia de crítica no trivial contra la teoría
ontológica en cuestión.
Al
tiempo, dado que el conjunto de teorías científicas en cualquier momento tx (i)
presentan inconsistencias entre sí y (ii) no hay garantía epistémica que
asegure su idoneidad explicativa en un momento ty posterior, sucede que -en
cualquier momento tx- existirá también un conjunto de teorías ontológicas (a)
inconsistentes entre sí y en competencia por sobrevivir y (b) no hay garantías
epistémicas que aseguren su idoneidad explicativa en un momento ty posterior
(i.e. no es racionalmente esperable su irrefutabilidad). Por ende, las teorías
de ontología científica son conjeturales y muestran su rendimiento o idoneidad
dada su compatibilidad con las ciencias o partes de ellas. No obstante, no
exista prueba empírica directa de las teorías ontológicas[3]
(Bunge (1973). ¿Es posible una
metafística científica, 453). ´
Históricamente,
se pueden calificar como ontologías científicas aquellas que fueron supuestos o
pretendieron ser consistentes o compatibles con programas científicos de
investigación.
Dependiendo
de si se trata de tesis que intentar ser compatibles con la totalidad de las
ciencias o con una parte, podemos distinguir entre tesis universales y tesis
regionales (Bunge, (1973) ¿Es posible una
metafística científica, 452).
3.
Llamo ontología metafísica al conjunto de teorías
ontológicas que no pueden tener relaciones de inconsistencia lógica con las
teorías científicas.
Esta
definición requiere algunas aclaraciones. La mentada imposibilidad se debe a
(i) que se han desarrollado un conjunto de criterios o supuestos metodológicos,
mediante los cuales se niega la relevancia epistemológica de cualquier
inconsistencia lógica entre los ámbitos científicos y ontológicos y/o (ii)
porque se ha construido la teoría ontológica con tales características
semánticas (v.g. mediante el uso frecuente de términos con niveles relevantes
de vaguedad) o sintácticas (aludo a la sintaxis lógica, no a la gramatical),
que hacen imposible la emergencia de inconsistencias con las ciencias. De forma
que la imposibilidad de que emerjan instancias críticas relevantes se debe a
decisiones metodológicas meta-teóricas. Quiere decir que se trata de una
distinción epistemológica sobre la ontología.
Metafóricamente,
puede caracterizarse la ontología metafísica como aquella que intenta responder
preguntas ontológicas no sólo fuera
de las ciencias, sino además en conflicto
con las ciencias.
Un
caso característico de ontología metafísica es el uso contemporáneo de tesis
ontológicas que fueron supuestas por programas de investigación científica hoy
abandonados y que son incompatibles o inconsistentes con las tesis ontológicas supuestas
por los programas de investigación científica contemporáneos. V.g. el uso
contemporáneo de la concepción aristotélica sobre las naturalezas, típico de
concepciones neo-tomistas ius-naturalistas.
[1] Pero esto es cierto de cualquier actividad intelectual: constituye en la resolución de problemas y cada resolución implica la emergencia de nuevos problemas. Infra se profundizará en esta idea.
[2] Por ahora, concibamos a las teorías científicas como aquellas respuestas a los problemas sobre cómo y por qué se dan cambios y sucesos.
[3] Por lo demás, esto no es tampoco inusual en partes más abstractas de las ciencias, que requieren muchas veces agregar principios específicamente desarrollados para su aplicación, supuestos específicos y datos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario