Alejandro Guevara Arroyo
1.
Tras los atentados mortales perpetrados por un grupo
de fundamentalistas islámicos contra el semanario satírico francés Charlie
Hebdo, sucedidos el 7 de enero del 2015, se ha encendido nuevamente un debate.
Este podría caracterizarse laxamente así: ¿existe una relación entre las
religiones (v.g. el Islam) y acciones intolerantes violentas y sanguinarias
como las ocurridas contra Charlie Hebdo?
2.
Creo que así planteada la cuestión, la imprecisión es
demasiado grande como para considerar que estamos ante un problema real. Así,
por ejemplo, sugerir que las sociedades islámicas tienen o no ‘en germen’
movimientos fundamentalistas violentos, es una generalización grosera y falsa
(como correctamente llamó la atención el investigador en islamismo y sociedades
musulmanas Reza Aslan ante los cuestionamientos de periodistas –visible en: https://www.youtube.com/results?search_query=islamic+specialist+news-).
3.
No
obstante, creo que sí hay varios problemas de interesante discusión que podrían ser precisados a partir de la versión
laxa que formulé algunas líneas atrás. Uno de esos problemas podría plantearse
así: ¿Cuál es la relación que existe entre el corpus teórico de las grandes
religiones occidentales vigentes actualmente y la intolerancia (aún en sus
expresiones más extremas)?
4.
Antes
de responder a esta cuestión, debo presentar algunas precisiones algo técnicas.
4.1.
Una
estipulación conceptual: el binomio excluyente tolerante/intolerante se aplica
propiamente a acciones (que pueden incluso ser sólo expresiones verbales con
alto contenido emotivo –v.g. insultos-).
4.2.
Intolerantes
son (a) aquellas acciones que buscan evitar, impedir o reprimir (incluyendo la
censura) jurídica, política o violentamente las expresiones de ideas
incompatibles con el corpus (o una parte) de creencias del actor. También son
intolerantes aquellas (b) acciones que pretenden retribuir negativamente en
perjuicio de otra persona (o grupo de personas), utilizando medios jurídicos,
políticos o violentamente, la manifestación de ideas incompatibles con el
corpus (o una parte) de creencias del actor.
En síntesis, intolerante: acto que es (a) o (b).
4.3.
Por
ahora, será suficiente considerar tolerantes aquellas acciones que no son
intolerantes.
4.4.
Se
define intolerante/tolerante aquella persona que realiza actos intolerantes/tolerantes,
los realizaría en situaciones determinadas o que justifica normativamente la
realización de dichos actos.
4.5.
Se
definen intolerantes aquellas normas que mandan o permiten (i.e. justifican
normativamente) actos intolerantes y/o prohíben actos tolerantes.
4.6.
Se
definen tolerantes aquellas normas que prohíben actos intolerantes o mandan y/o
permiten actos tolerantes.
4.7.
Las
ideas, enunciados o tesis (no tiene importancia el término aquí) no son
tolerantes ni intolerantes. Las relaciones entre enunciados, ideas o tesis son
siempre deducción, inducción (ambas formas de inferencia), contrariedad,
contradictoriedad o compatibilidad (i.e. no-contradictoriedad o no contrariedad).
4.8.
Ahora
bien, las tesis, o ideas pueden justificar teóricamente normas determinadas
(v.g. normas de conducta que mandan actos intolerantes). De forma algo
imprecisa, podría llamarse intolerantes a aquellas tesis o ideas que den
justificación teórica, al menos parcial, a normas intolerantes.
5.
Bien,
volvamos al problema.
Supongamos que alguien afirme que una cierta tesis sobre
algún asunto (no nos interesa a esta altura su contenido) es correcta o
verdadera más allá de toda duda posible, pues le ha sido revelada por un ente
de agudeza absoluta e insondable. En términos técnicos de filosofía: la verdad
de la tesis depende de una autoridad epistémica cierta o con certeza absoluta.
6.
Imaginemos
ahora que esta persona también posee la idea de que aquellos que –contra todo
lo esperable- niegan en todo o en parte la tesis indudable son unos ignorantes
o se comportan mal.
6.1.
Después
de asegurarse que los incrédulos entienden en qué se equivocan, se puede
afirmar que se comportan mal o incluso, que son malas personas.
7.
Una
vez en este punto, hay dos posibles caminos de acción de parte de quien afirma
la tesis (supuestamente) indudable: una aceptación pasiva del mal
comportamiento del incrédulo (quizá agregue un ruego a los cielos para la
salvación del impío) o tomar activamente cartas en el asunto.
8.
Ahora,
si la tesis revelada es además central dentro del sistema de creencias del
creyente o es pragmáticamente considerada importante, al incrédulo se lo
censurará con mayor fuerza. Típicamente se llama blasfemos a dichos incrédulos.
Si por añadidura este blasfemo es muy terco y muy graves sus
palabras o actos, el activo defensor de la tesis revelada e indudablemente
verdadera encontrará que lo consecuente por hacer es una respuesta de fuerza y
contundencia importantes (sea para retribuir por las malas acciones del
blasfemo, sea para impedir que su maldad se expanda).
Esta es la relación teórica que vincula las acciones de los
fanáticos e intolerantes religiosos (incluso en sus expresión más extremas) con
el cuerpo de ideas de sus respectivas religiones. De otra forma: estas son las
ideas fundamentales presentes en las grandes religiones occidentales que se
relacionan con las acciones intolerantes
de sus fieles y la forma en que se relacionan.
9.
Poniéndolo ya técnicamente: las tesis
epistemológicas de la revelación y el carácter indudable (dos caras de una
moneda) de las ideas de una religión determinada, junto con la valoración
negativa hacia quienes defienden ideas diferentes o dudan de aquellas, son
supuestos que sustentan normas de conducta que a su vez mandan y justifican acciones
intolerantes contra quienes defienden puntos de vista diversos. En el caso de
las grandes religiones occidentales, dichas tesis epistemológicas son
normalmente fundamentales dentro de su cuerpo teórico/teológico.
10.
Por
esto, sí es pertinente la crítica contra las religiones ante actos intolerantes
de sus fieles.
11.
Excurso
polémico: no es cierto que el cristianismo en sus formas contemporáneas sea
tolerante. Si la práctica del cristianismo es moderadamente pasiva en contra de
los incrédulos de toda ralea, se debe a la crítica y presión contra la
intolerancia religiosa que históricamente han ejercido los libre-pensadores y
el éxito político y moral que dichas críticas han conseguido. Lo cierto del
caso es que la mayor parte de los cristianos convencidos apoyan un conjunto de
normas que mandan actos intolerantes, aunque rara vez son activamente consecuentes con dichas normas o no
realizan actos intolerantes excesivamente violentos (sobre el tema de por qué sólo el Islam de las tres religiones occidentales presenta la mayor parte de las acciones violentas intolerantes, ver: http://moralarc.org/why-islam-of-the-three-great-monotheistic-religions-one-did-not-go-through-enlightenment/).