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lunes, 16 de febrero de 2015

Epicúreo: La relación entre las ideas religiosas y la intolerancia






                    Alejandro Guevara Arroyo

 1.                 Tras los atentados mortales perpetrados por un grupo de fundamentalistas islámicos contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo, sucedidos el 7 de enero del 2015, se ha encendido nuevamente un debate. Este podría caracterizarse laxamente así: ¿existe una relación entre las religiones (v.g. el Islam) y acciones intolerantes violentas y sanguinarias como las ocurridas contra Charlie Hebdo?

2.                 Creo que así planteada la cuestión, la imprecisión es demasiado grande como para considerar que estamos ante un problema real. Así, por ejemplo, sugerir que las sociedades islámicas tienen o no ‘en germen’ movimientos fundamentalistas violentos, es una generalización grosera y falsa (como correctamente llamó la atención el investigador en islamismo y sociedades musulmanas Reza Aslan ante los cuestionamientos de periodistas –visible en: https://www.youtube.com/results?search_query=islamic+specialist+news-).
3.                 No obstante, creo que sí hay varios problemas de interesante discusión que  podrían ser precisados a partir de la versión laxa que formulé algunas líneas atrás. Uno de esos problemas podría plantearse así: ¿Cuál es la relación que existe entre el corpus teórico de las grandes religiones occidentales vigentes actualmente y la intolerancia (aún en sus expresiones más extremas)?
4.                 Antes de responder a esta cuestión, debo presentar algunas precisiones algo técnicas.
4.1.           Una estipulación conceptual: el binomio excluyente tolerante/intolerante se aplica propiamente a acciones (que pueden incluso ser sólo expresiones verbales con alto contenido emotivo –v.g. insultos-).
4.2.           Intolerantes son (a) aquellas acciones que buscan evitar, impedir o reprimir (incluyendo la censura) jurídica, política o violentamente las expresiones de ideas incompatibles con el corpus (o una parte) de creencias del actor. También son intolerantes aquellas (b) acciones que pretenden retribuir negativamente en perjuicio de otra persona (o grupo de personas), utilizando medios jurídicos, políticos o violentamente, la manifestación de ideas incompatibles con el corpus (o una parte) de creencias del actor.
En síntesis, intolerante: acto que es (a) o (b).
4.3.           Por ahora, será suficiente considerar tolerantes aquellas acciones que no son intolerantes.
4.4.           Se define intolerante/tolerante aquella persona que realiza actos intolerantes/tolerantes, los realizaría en situaciones determinadas o que justifica normativamente la realización de dichos actos.
4.5.           Se definen intolerantes aquellas normas que mandan o permiten (i.e. justifican normativamente) actos intolerantes y/o prohíben actos tolerantes.
4.6.           Se definen tolerantes aquellas normas que prohíben actos intolerantes o mandan y/o permiten actos tolerantes.
4.7.           Las ideas, enunciados o tesis (no tiene importancia el término aquí) no son tolerantes ni intolerantes. Las relaciones entre enunciados, ideas o tesis son siempre deducción, inducción (ambas formas de inferencia), contrariedad, contradictoriedad o compatibilidad (i.e. no-contradictoriedad o no contrariedad).
4.8.           Ahora bien, las tesis, o ideas pueden justificar teóricamente normas determinadas (v.g. normas de conducta que mandan actos intolerantes). De forma algo imprecisa, podría llamarse intolerantes a aquellas tesis o ideas que den justificación teórica, al menos parcial, a normas intolerantes.
5.                 Bien, volvamos al problema.
Supongamos que alguien afirme que una cierta tesis sobre algún asunto (no nos interesa a esta altura su contenido) es correcta o verdadera más allá de toda duda posible, pues le ha sido revelada por un ente de agudeza absoluta e insondable. En términos técnicos de filosofía: la verdad de la tesis depende de una autoridad epistémica cierta o con certeza absoluta.
6.                 Imaginemos ahora que esta persona también posee la idea de que aquellos que –contra todo lo esperable- niegan en todo o en parte la tesis indudable son unos ignorantes o se comportan mal.
6.1.           Después de asegurarse que los incrédulos entienden en qué se equivocan, se puede afirmar que se comportan mal o incluso, que son malas personas.
7.                 Una vez en este punto, hay dos posibles caminos de acción de parte de quien afirma la tesis (supuestamente) indudable: una aceptación pasiva del mal comportamiento del incrédulo (quizá agregue un ruego a los cielos para la salvación del impío) o tomar activamente cartas en el asunto.
8.                 Ahora, si la tesis revelada es además central dentro del sistema de creencias del creyente o es pragmáticamente considerada importante, al incrédulo se lo censurará con mayor fuerza. Típicamente se llama blasfemos a dichos incrédulos.
Si por añadidura este blasfemo es muy terco y muy graves sus palabras o actos, el activo defensor de la tesis revelada e indudablemente verdadera encontrará que lo consecuente por hacer es una respuesta de fuerza y contundencia importantes (sea para retribuir por las malas acciones del blasfemo, sea para impedir que su maldad se expanda).
Esta es la relación teórica que vincula las acciones de los fanáticos e intolerantes religiosos (incluso en sus expresión más extremas) con el cuerpo de ideas de sus respectivas religiones. De otra forma: estas son las ideas fundamentales presentes en las grandes religiones occidentales que se relacionan  con las acciones intolerantes de sus fieles y la forma en que se relacionan.
9.                  Poniéndolo ya técnicamente: las tesis epistemológicas de la revelación y el carácter indudable (dos caras de una moneda) de las ideas de una religión determinada, junto con la valoración negativa hacia quienes defienden ideas diferentes o dudan de aquellas, son supuestos que sustentan normas de conducta que a su vez mandan y justifican acciones intolerantes contra quienes defienden puntos de vista diversos. En el caso de las grandes religiones occidentales, dichas tesis epistemológicas son normalmente fundamentales dentro de su cuerpo teórico/teológico.
10.             Por esto, sí es pertinente la crítica contra las religiones ante actos intolerantes de sus fieles.
11.             Excurso polémico: no es cierto que el cristianismo en sus formas contemporáneas sea tolerante. Si la práctica del cristianismo es moderadamente pasiva en contra de los incrédulos de toda ralea, se debe a la crítica y presión contra la intolerancia religiosa que históricamente han ejercido los libre-pensadores y el éxito político y moral que dichas críticas han conseguido. Lo cierto del caso es que la mayor parte de los cristianos convencidos apoyan un conjunto de normas que mandan actos intolerantes, aunque rara vez son activamente consecuentes con dichas normas o no realizan actos intolerantes excesivamente violentos (sobre el tema de por qué sólo el Islam de las tres religiones occidentales presenta la mayor parte de las acciones violentas intolerantes, ver: http://moralarc.org/why-islam-of-the-three-great-monotheistic-religions-one-did-not-go-through-enlightenment/).

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